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domingo, 20 de septiembre de 2015

(darle) La vuelta al cole

Extraído de La Plazuela, periódico local de Sigüenza (Guadalajara).
Las negritas, etc. son añadido mío.


(darle) La vuelta al cole

Parece un momento propicio para ponerse a pensar en la educación ahora que casi todo el mundo vuelve al cole – no sólo el alumnado y el profesorado, padres y madres vuelven también ya que el calendario escolar, de un modo u otro, marca los ritmos de la sociedad entera. Nada nos parece más natural que la escuela; y sin embargo nuestro sistema escolar obligatorio es un invento relativamente reciente. Nace a principios del siglo XIX en el Estado Prusiano y se extiende e implanta en occidente con una velocidad asombrosa. Su objetivo explicito era claro: formar empleados para el inmenso aparato estatal que requería el nuevo modelo político, formar trabajadores que alimentasen las fábricas que sustentaban el nuevo modelo productivo y tener soldados en la reserva para batirse el cobre en las guerras imperialistas que la historia dejaba entrever en el horizonte. Las academias de infantería y las nuevas penitenciarías que empezaban a proliferar sirvieron de modelo para esta increíble obra de ingeniería social. Su pretexto, el igualitarismo y la libertad ilustradas. Sus recetas de aprendizaje, la segregación por grupos de edad, un currículum pre-establecido, graduado y por materias, exámenes y calificaciones. Y así nació y ha continuado la escuela con unos pocos cambios – no tantos - hasta hoy.

Nada nos parece más natural que la escuela, nada menos cuestionado que el colegio; su pertinencia, la necesidad que de ella tenemos todas las sociedades, casi nunca es puesta en tela de juicio. La escuela es fuente de progreso, de desarrollo, de libertad, de cultura. Y sin embargo al mismo tiempo es difícil encontrar a quien se sienta plenamente satisfecho con ella. El porcentaje de fracaso escolar en nuestro país – y en casi todos – es alarmante, la conflictividad y violencia en las aulas resulta ya en muchos casos ingobernable, cada vez más chavales y chavalas son diagnosticados con síndromes y patologías que sólo tienen sentido dentro de ese modelo escolar concreto y que por ello no es descabellado pensar que son producidos por la propia institución escolar y la dificultad creciente que niños y niñas experimentan al intentar encajar en ella. Gran parte del profesorado está quemado, desencantado o deprimido, y una importante cantidad de alumnos y alumnas, estresados o aburridos como ostras. Y es que el mundo que habitamos no es ya la Prusia del siglo XIX, los niños y las niñas no son del siglo XIX, las habilidades necesarias hoy no son las del siglo XIX, pero cada mañana niños y niñas de todo el mundo, maestros y profesoras, viajan en el tiempo y pasan unas cuantas horas en la Prusia del siglo XIX. Este año se ha dado a conocer un documento llamado Manifesto15 que promueve la reforma de los sistemas educativos. Según este texto la situación actual es que se está intentando enseñar a niños 3.0 con un sistema educativo 1.0, y nos da unas claves para entender qué tipo de educación sería adecuado a las nuevas generaciones y pertinente en la era digital de la información. Se trata de una educación democrática, autodirigida por los alumnos, flexible, libre de exámenes y sin un currículo predeterminado. ¿Pero esto es posible? ¿cómo saber si podría funcionar?

Es bien sabido – pues los medios se encargan periódicamente de repetírnoslo machaconamente – que España obtiene uno de los peores resultados en el informe Pisa, que mide la calidad y eficiencia  de los sistemas educativos de diferentes países. El país mejor calificado por ese informe es Finlandia. En Finlandia los alumnos tienen menos horas de clase, hay menos alumnos por clase, los profesores están mejor pagados y son una de las profesiones con más prestigio. Los currículos son flexibles y abiertos, también los grupos. El alumnado tiene más responsabilidades y libertades dentro del ámbito escolar. No hay prácticamente exámenes y desde luego nunca para los niños y niñas de menor edad. ¿Qué hacemos ante esta situación? ¿Mirar a Finlandia? No, que va, la receta para España es más de lo mismo: fijar, determinar y cerrar aún más el currículo, aumentar la ratio profesor alumno, reducir el sueldo al profesorado, aumentar controles y exámenes, dar más peso a las calificaciones y menor responsabilidad al alumno en su propio proceso de aprendizaje. Einstein definía la locura como hacer una y otra vez lo mismo esperando obtener resultados diferentes. Está claro que según Einstein en España – y en casi todo el mundo - estamos locos.

Y sin embargo lo que parece una locura es cuestionar el cole, intentar cambiarlo. Pero la realidad es que la Unesco lleva ya unos años pidiendo una reforma global radical del sistema educativo que responda a las características de un nuevo tiempo; su modelo está ya definido, y no se parece en nada al actual, y sí mucho a las diferentes alternativas educativas que desde hace décadas vienen desarrollándose. Se parece mucho más a las propuestas del Manifesto 15 que a la Prusia del XIX. ¿Pero cuáles son estas alternativas educativas? Son las que nos muestran que no sólo otra educación es posible, sino que ya está sucediendo en muchos lugares, las que nos prueban que sí, que funciona, de forma diferente a la escuela convencional.

Ahora que casi todo el mundo vuelve al cole, familias de todo el mundo – y aquí en España también – celebran la Jornada internacional por las libertades educativas (JILLE). Se trata fundamentalmente de familias cuyos hijos aprenden fuera del sistema escolar, sin escuela, en casa, o también en diferentes escuelas libres, activas, democráticas, en comunidades de aprendizaje y otras experiencias la mar de interesantes. Niños que no van al cole, que aprenden con sus familiares, amigos y vecinos, niños y niñas que van a escuelas en las que no hay horarios, ni asignaturas, ni exámenes, chavales y chavalas que desarrollan libremente sus propias capacidades guiados por su curiosidad, siguiendo sus pasiones, acompañados de adultos a los que trasmiten su entusiasmo. Es de estas alternativas de donde bebió Finlandia, y a donde mira la Unesco; Summerhill, Sudbury, el Pesta, Waldorf, pedagogías holísticas, aprendizaje autónomo sin escuela, educación comunitaria o grupos de aprendizaje.

Cada año la Asociación por la Libre Educación (ALE) promueve dos encuentros de alternativas educativas en España. Los últimos dos años se han celebrado en Condemios, Toledo y Cuenca. En ellos se reúnen familias y personas de todo el Estado que de un modo u otro andan embarcados en proyectos alternativos a la escuela convencional, y dónde nunca faltan invitados de otros países. Este año contamos de nuevo con la participación – entre otros muchos ponentes – de Derry Hannam. Derry es un inspector de educación Inglés jubilado, su carrera empezó como profesor impulsor de un modelo democrático educativo dentro de la escuela pública inglesa, y a día de hoy sigue siendo su principal objetivo para toda la educación pública de Europa. Fue asesor del gobierno finlandés para su reforma educativa. Como inspector defendió las escuelas libres de Summerhill y Sudbury, así como el derecho a la educación en casa y el aprendizaje autónomo sin escuela. Pero su propósito fundamental es una escuela pública nueva, democrática, libre. Cada año es mayor el número de maestros y maestras, profesores y profesoras, de la escuela pública que participan en los encuentros de alternativas educativas y por las libertades en la educación. Muchos estuvieron con Derry y todos de acuerdo en que otra escuela no sólo era posible, sino necesaria.


Fernando Orozco Jabato
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