Un error común es recrear en casa exactamente la rutina del colegio: horarios rígidos, tareas largas e intercambio de materias cada hora.
Si conviertes tu hogar en un aula típica, pierdes muchas de las ventajas del homeschooling. Como destaca la investigadora Maria Bellmunt, “muchos tienden a copiar e imitar… al crear el entorno de educación en el hogar como una escuela física, ¿qué sentido tiene la educación en casa en primer lugar?” (internationalschooling.org)
La realidad es que para mejorar el ambiente se debe adaptar el horario, los espacios y los recursos a nuestro día a día como familia. Por ejemplo, puedes estudiar al aire libre un día, hacer proyectos prácticos o visitar museos y bibliotecas como parte de la "clase".
Aprender de forma variada y en contexto real hace que el adolescente se mantenga motivado.
Cómo evitar recrear la escuela en casa:
- Diseña un ambiente único: No hacen falta pupitres ni timbres; mejor usa una mesa grande y cómoda, o el suelo con cojines y espacios distintos según la actividad.
- Aprovecha la flexibilidad. Planifica el aprendizaje por proyectos, con salidas o actividades prácticas que aprovechen los intereses del adolescente, en lugar de un plan estrictamente por horas con un horario y asignaturas cerradas.
- Utiliza recursos reales. Incorpora experiencias cotidianas: cocina para matemáticas, experimentos en el jardín, documentales en lugar de clases magistrales.
La educación en casa permite personalizar contenidos al ritmo e intereses de cada niño
2. No escuchar al adolescente ni adaptar los contenidos |
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Los adolescentes necesitan sentirse partícipes de su aprendizaje. Un error sería imponerles un plan sin preguntar, ignorar su opinión y sus intereses. Esto puede generar desmotivación.
En la educación en casa es vital el diálogo: como aconseja el blog International Schooling, “es más importante recibir comentarios periódicos, comprender sus necesidades de aprendizaje y darles espacio para el autodescubrimiento… Sería mejor hablar con los niños sobre cómo se sienten acerca de recibir educación en casa y si sus planes de lecciones funcionan para ellos”
Esto además nos ayuda a conocer y desarrollar sus pasiones lo que aumenta su motivación. Por eso conviene involucrarlos en las decisiones: que opine sobre qué temas quiere profundizar, qué método prefiere (videos, lecturas, proyectos) y qué objetivos realistas quiere alcanzar.
¡Ojo!: Esto no quiere decir que no se les enseñe nada que no les interese, si no priorizar y favorecer su motivación para mejorar su aprendizaje.
Cómo evitar que nos pase esto:
- Pregúntale regularmente. Dedica tiempo a escuchar las inquietudes de tu hijo: ¿Le parece útil el ritmo de estudio? ¿Qué le gustaría aprender o cambiar? ¿entiende lo que estáis haciendo?
- Adapta a sus intereses. Por ejemplo, si le gustan la música o la tecnología, incorpora esos temas en proyectos de historia o ciencias. Deja que elija temas, cursos o talleres que le entusiasmen.
- Involúcralo en la planificación. Permítele sugerir actividades (documentales, películas, experimentos, salidas...) y ajusta las expectativas según su madurez. Cada joven es diferente, y personalizar la enseñanza a su ritmo refuerza su autonomía
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3. Exigir un esfuerzo académico muy escaso (o excesivo) |
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Otro error habitual es caer en los extremos: saturar de tareas al adolescente o, por el contrario, dejarlo sin rutina alguna.
Sobreprogramar cada hora puede provocar estrés y rechazo, mientras que no establecer metas claras puede llevar al abandono de los estudios.
En la web Mental Health America, tienen un artículo interesante sobre como reducir el estrés en la educación en familia y apuntan: “la educación en casa puede ser impredecible… da lo mejor de ti si desarrollas una rutina simple y no ejerces demasiada presión sobre ti y tus hijos... No hay que esperar que un adolescente estudie ocho horas seguidas al día.
Es más eficaz fijar objetivos pequeños y flexibles, permitiendo descanso y actividades recreativas.
Cómo evitarlo caer en el exceso o la escasez:
- Planifica de forma equilibrada. Establece un horario orientativo (p. ej. 3–4 horas de estudio con descansos) que combine materias exigentes con actividades prácticas o creativas.
- Metas realistas. No intentes cubrir demasiado contenido de golpe. Acepta que tus hijos quizás no sean tan productivos como te gustaría 😅
- Fomenta el descanso. Intercala ejercicio, tiempo libre y descanso; un adolescente descansado aprende mejor. Si notas cansancio o frustración, cambia de tema o simplemente para: a veces un paseo o un juego rompe con el agotamiento.
- Revisa el ritmo cada semana (hasta encontrar el ritmo familiar) Ajusta según cómo responda: cada día puede ser distinto, la clave es mantener la calma y no estresarse, tener un objetivo claro ayuda mucho para no perder el norte, aunque se avance despacio.
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4. Comparar al adolescente con otros jóvenes |
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Es fácil caer en la trampa de “presionar” para que tu hijo rinda como otros compañeros (ya sean homeschoolers o alumnos de colegio).
Comparar sus resultados con los de otros siempre es contraproducente, en este caso no importa la edad (¡ni siquiera nosotras como madres debemos compararnos!)
Cada niño aprende a su propio ritmo, y forzarlo a “ir al ritmo de la clase” puede minar su confianza. No debemos caer en la trampa de que al llevar una educación personalizada va a avanzar más rápido. Esta regla no se cumple.
Además, las metas de otras familias (por ejemplo, querer presentarse exámenes estandarizados a cierta edad) pueden no encajar con nuestra situación personal. En lugar de ello, enfócate en su progreso personal.
Cómo evitar caer en la trampa de la comparación:
- Enfócate en sus logros. Reconoce sus avances individuales, por pequeños que sean. Cada vez que aprende algo nuevo, celebra ese logro.
- Deja de lado las "carreras". Evita comentar notas o rangos de edad (“¿X ya aprendió esto?”). Esto puede generar estrés. Recuerda que la educación en casa no es competitiva: lo importante es la comprensión, no ser el primero.
- Ajusta tus expectativas. Reflexiona si tus estándares están basados en otros modelos educativos o presiones externas. Si en toda la vida no habéis tocado un tema (la música clásica, por ejemplo) no esperes que en una semana se vaya a poner al día por muy bien presentado que tengas el proyecto en tu cabeza, cada aprendizaje lleva su tiempo.
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5. Descuidar la socialización y las habilidades emocionales |
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Este suele ser el principal motivo por el que muchos adolescentes avandonan el homeschooling y entran al instituo. Y aunque parezca una paradoja, también es el motivo por el que muchos padres deciden sacar a sus hijos del colegio, en torno a los 12 años, frente a lo que les espera en el instituto.
Un gran miedo de los padres homeschooler con adolescentes en casa es ¿se quedará aislado?
En realidad, la educación en casa no aísla necesariamente. De hecho, diversos estudios han encontrado que los niños homeschoolers tienen un nivel de socialización igual o incluso superior al de los escolarizados
(leer estudio Maria Bellmunt).
Las familias entrevistadas en España relatan un ritmo social muy activo: paseos semanales con otros alumnos de educación en casa, cursos de robótica con amigos, deportes y cursos extracurriculares.
Estos encuentros refuerzan el aprendizaje colaborativo y las habilidades sociales. No obstante, especialistas advierten que es importante exponer al adolescente a grupos de pares más amplios para entrenar habilidades como resolver conflictos o aceptar críticas, que en la escuela surgen de forma natural
y no tanto en el homeschooling donde muchas veces los adultos están presentes y paran estos conflictos antes de que surjan (para bien y para mal).
Cómo evitarlo la falta de socialización:
- Organiza actividades grupales. Inscríbelo en clubes, deportes o grupos de homeschoolers donde conviva con otros jóvenes. Los “grupos de juego” (también existen para adolescentes, aunque no tantos como nos gustaría) ayudan a socializar fuera del aula tradicional.
- No sustituyas a sus iguales. Aunque los niños aprenden mucho con adultos, es vital que el adolescente trate y debata con otros adolescentes. Planifiquen salidas o talleres mixtos (tecnología, arte, voluntariado) que involucren a otros jóvenes.
- Desarrolla habilidades sociales específicas. Anímalo a debatir ideas, expresar opiniones y resolver desacuerdos en un ambiente respetuoso. Como señala el psicólogo Abel Domínguez, la educación en casa debe cuidar “desarrollar habilidades sociales como saber decir ‘no’, defender sus derechos; hacer y recibir un halago o una crítica”
elpais.com
Fomentar la empatía y la comunicación asertiva será clave en esta etapa. |
6. No planificar la posible transición a la educación reglada en el futuro |
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Una de las mayores incertidumbres del homeschooling es qué sucede cuando el adolescente llega a la educación media o superior. En España, la ley establece la escolarización obligatoria entre 6 y 16 años, por lo que hay que conocer las opciones (por ejemplo, Centros Integrados de Enseñanzas a Distancia, homologación de estudios, etc.). Ignorar estos aspectos puede causar problemas a futuro.
Es esencial informarse de la legalidad vigente y de los caminos académicos disponibles. Como aconseja la madre entrevistada Violeta Cuesta: “es fundamental estar bien informados en cuanto a la legalidad y en cuanto a las opciones para atender estas necesidades formativas”. Esto incluye hablar con orientadores, grupos de homeschooling o asociaciones que ayuden a validar los estudios.
Cómo evitar problemas ante una vuelta al sistema:
- Consulta la normativa. Investiga los requisitos legales para educar en casa en tu región. Aunque España no tiene regulación clara, documentarte te evitará sorpresas (por ejemplo, en trámites de convalidación).
Investiga alternativas oficiales. Averigua si tu hijo puede inscribirse en programas de enseñanza a distancia (CIDEAD) o exámenes libres que certifiquen nivel educativo si prefieres esa opción.
- Planifica con antelación cómo continuará después de los 16 años (bachillerato, FP, estudios internacionales, etc.). Una vez más recuerdo la importancia de los objetivos para no perder el norte (sería como salir de viaje sin salir a dónde vas, por muchos kilómetros que andes no llegarás nunca).
- Sé flexible y corrige sobre la marcha. Si algo falla (por ejemplo, un método que no prepara para exámenes futuros), cambia de estrategia. Lo importante es ir adaptando la enseñanza día a día sin perder de vista lo que queremos para nuestros hijos.
Ten un plan B y dialoga con tu hijo sobre sus metas académicas o profesionales. |
7. Cargar excesivamente la responsabilidad en los padres |
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Finalmente, muchos padres cometen el error de querer hacerlo todo “perfectamente” solos y sin pedir ayuda. Esto conduce al agotamiento y puede restar calidad a la enseñanza y a la convivencia en casa.
Sobrecargarse con todas las tareas educativas y domésticas es contraproducente. No pasa nada por pedir ayuda, no eres menos homeschooler si tu hijo va a clases online o utiliza aplicaciones e Internet para aprender ciertos temas. Además, es importante formar una red de apoyo.
No tienes que ser perfecta ni hacerlo todo sola: delegar tareas te permite dedicar más tiempo de calidad a tu hijo y descansar tú también.
Cómo evitar llevar toda la responsabilidad a tus espaldas:
- Únete a grupos. Participa en foros o grupos locales de homeschooling donde puedas compartir experiencias y materiales. Aprender de otros padres te da ideas y reduce el trabajo (y el estrés).
- Utiliza recursos externos. Existen muchas plataformas en línea, cursos y apps que cubren materias complejas (ciencias, idiomas, matemáticas). Si un tema te resulta difícil, no dudes en contratar un profesor que te ayude o inscribir a tu hijo en clases puntuales.
- Comparte responsabilidades. Si hay dos padres lo mejor es dividir las materias según nuestras fortalezas. Alternar las sesiones, las salidas... (esto también para las tareas de la casa, ¡e involucrar a los adolescentes en todo esto!)
- Cuida de ti misma. Descansa, no se trata de ir a un spa pero reserva tiempo para tu ocio, para un hobby (que no sea buscar en pinterest más recursos 🤣) y cuida tu salud mental.
Pedir ayuda no es un fracaso, sino la mejor forma de garantizar que toda la familia disfrute del proceso de aprendizaje. |
La última reflexión por hoy |
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El homeschooling con adolescentes presenta retos específicos, pero ninguno es insuperable. Con comunicación, planificación y apoyo, muchas familias encuentran esta etapa muy satisfactoria (para mí la más bonita y enriquecedora). Cada familia y cada joven son distintos, pero con confianza, flexibilidad y las estrategias adecuadas es posible sacar el máximo provecho de la educación en casa en la adolescencia. |
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